¡¡Cómetelo a besos!!

16.03.2021

Sí, oíste bien. Cómete a tu bebé a besos.

Seguro que en más de una ocasión has oído pildoritas del orden de:

"No cojas al bebé que se va a malacostumbrar"

"Déjale llorar, que eso expande sus pulmones"

"No cedas a su chantaje, son muy brujos y lloran para manipularnos"

"Déjalo que llore un poco, que se acostumbre a esperar"

"Tú ni caso, no ves que es un llorón y sólo quiere captar tu atención, ya se cansará"

Sigue tú.......

Pues sí, seguro que cosas como estas -e incluso peores- habremos oído de la mano de la gente que en teoría nos quiere y vela por nuestro bienestar. Probablemente, la culpa sea del modelo educativo recibido en casa y de estereotipos de crianza arraigados en la sociedad que nadie se ha planteado cuestionar repitiendo así patrones aprendidos.

Hoy la ciencia -y el sentido común, ya sabéis, ese que a veces está bien ausente- nos dice que cuando un niño llora es porque nos necesita y trata de comunicarnos algo. Y desatender su demanda puede afectar negativamente a su desarrollo psicoafectivo. De igual manera, los niños necesitan sentirse queridos, besados y abrazados para crecer en armonía. Hablamos de ello aquí, por si quieres profundizar en el tema, querido lector.

Por ello, ¡¡cómete a tu hijo a besos!!

Porque el tiempo pasa tan rápido, que cuando quieras darte cuenta, se habrá hecho mayor.

Porque lo que los bebés (niños) necesitan es que los abraces sin parar, te diga lo que te diga la gente.

Porque su cerebro crece con cada beso y abrazo que recibe.

Porque abrazar y besar no es malacostumbrar, todo lo contrario. Es saberse querido y escuchado.

Porque el amor se tiene que sentir piel con piel. No basta decir te quiero o sentir que te quiero, lo tienes que demostrar con hechos, no con palabras.

Porque no hay mayor frasco de la calma para un bebé desorganizado que un abrazo fraternal.

Porque el olor a mamá o papá le acompañará toda su vida.

Porque los recuerdos que perduran son los recuerdos del amor.

Porque un beso o un abrazo nos mantiene unidos mediante un lazo invisible bien tirante y bien firme toda la vida.

Y porque mi bebé lo merece y lo necesita, y yo, lo merezco y lo necesito.

Porque los besos calman el dolor, el llanto, la tristeza, la incomprensión, el aburrimiento, la inseguridad, la frustración, la desconfianza, nos serenan y envuelven el alma de paz.

Abrázale siempre y cómetelo a besos.

Autor

Mª Isabel Martínez Muñoz

Mujer, madre, médico, empresaria y aprendiz de escritora

www.cemlosarcos.es

@Cemlosarcos