Cómo sobrevivir a las comilonas de Navidad

11.12.2019


Comienza diciembre, el mes en el que solemos cometer más excesos que en todo el año. Las razones probablemente sean que nuestra sociedad relaciona las celebraciones entorno a la mesa y con la finalidad de atiborrarnos de comida y bebida, y se nos olvida que el espíritu de estas Navidades y celebraciones debería ser realmente juntarnos para compartir ratos agradables con la familia, los amigos, revivir los recuerdos, los buenos momentos, los viajes, nuestros éxitos o experiencias, entre otras muchas razones más...

¿Sabías que de media se aumenta de 1 a 3 kilos/persona según algunos estudios solo en Navidad? Kilos que no desaparecen por arte de magia cuando terminan las fiestas, sino que permanecen en nuestro organismo y van sumando año tras año sin darnos cuenta. Es importante por tanto divorciarnos de la idea de Navidad = Comilonas. Vamos a reflexionarlo, es cambiar nuestro chip.

En primer lugar, lo más importante es que comprendas que lo que ocurre desde enero hasta Navidad es mucho más importante que lo que ocurre desde Navidad hasta enero. Con esto quiero decirte que si tus hábitos son buenos todo el año, aunque nos pasemos algún día un poco, no va a suponer ningún problema si luego continuamos con nuestras buenas costumbres. Por supuesto, entre estos hábitos correctos sigue estando el no dejar de hacer deporte estos días o incluso, hacer un poco más en previsión de pequeños excesos.

Desde nuestra Consulta Médica de Nutrición me gustaría daros unos sencillos consejos para intentar que estas navidades no nos pasen factura y podamos disfrutarlas plenamente sin remordimientos o sin sentimientos de culpa tras terminar estas.

Mente fría

Previamente a empezar a comer, visualiza lo que vas a comer y raciona tu ingesta. Mente fría. Piensa que tras los aperitivos, en muchos casos hay un menú compuesto por primer, segundo plato y postre. Regula pues tu apetito para llegar a todos pero con cabeza y no terminar la fiesta con la sensación de que "me comí un pavo yo solito". Prueba algunos aperitivos, pero elígelos bien y deja hueco para lo demás. No te atiborres de ellos para llegar al primer plato ya completamente lleno pues entonces, a pesar de ello, te lo comerás (¡¡y lo sabes!!), así como el segundo y el postre. Piensa además que la mayoría de los menús ofrecidos (tanto en casa como en restaurantes) suelen ser de una muy alta densidad calórica, para que no te quedes con hambre........¡¡¡Como si no comiésemos cada día!!!

Come despacio y reposa los cubiertos en la mesa tras cada bocado. Sírvete en tu plato si las opciones son al centro, para que sepas la cantidad que comes. Ve charlando mientras con el resto de los comensales. Recuerda que tus sensaciones de saciedad empiezan a chivarte que te vas llenando a partir de los 20 minutos de empezar a comer, escucha tus señales de saciedad y hazles caso. No comas por comer, los excesos se pagan.

Aperitivos

Intenta que los aperitivos que escojas sean lo más saludables posible. Prioriza aquellos en los que predominen las verduras (rollitos de espárragos con jamón, tostaditas de guacamole, salmorejo, tomatitos cherry, hummus de garbanzo, etc.) o bien los que no sean fritos y rebozados (marisco, jamón ibérico, caña de lomo, queso, etc.). Deja pasar todos los fritos, los rebozados y los embutidos grasientos, y eso incluye los choricillos al vino y la morcilla de Burgos, ¡¡ lo siento!! (Tu salud te agradecerá el esfuerzo). Ve bebiendo agua y no mantengas la cerveza o el vino en la mano. Si te vas a pegar a algo con amor, mejor que sea a la copa de agua.

Primeros platos

En el primer plato, si puedes elegir, decántate por vegetales y hortalizas. Si tienes opción de escoger ensalada, hazlo siempre. También vale cualquier plato de verduras cocinadas o revueltos (de setas, de espárragos, de champiñones, etc.) sopas (consomé, sopa de marisco, sopa de verduras, etc.) o bien marisco. Bebe agua.

Segundos platos

De segundo intenta escoger una proteína saludable, carne o pescado sin salsas, cremas ni aderezos, mejor plancha u horno, y no te comas las patatas fritas si lo acompañan (que serán precocinadas y fritas con aceites vegetales de dudosa calidad), o si puedes escoger, pide que el acompañamiento sea de verdura (menestra, setas, espárragos, etc.). Bebe mucha agua durante la comida. Si el menú ya está preestablecido, intenta ajustarte lo más posible a las pautas dadas y aunque no existan muchas alternativas, come siempre con cabeza. No pasa nada si no comes mucho en ese almuerzo, créeme, recuerda que no has venido a morir comiendo, sino a pasar un rato agradable con tus amigos y eso lo estás haciendo, a pesar de la comida. Además, ya comemos cada día, no te bajarán las defensas si no comes mucho un día.

Momento postre

A partir de aquí, ya son calorías de más. Repítelo conmigo. Calorías de más. Si puedes prescindir del postre, mejor que mejor, para ello pide un té, café o una infusión digestiva. Y si quieres probar algo, que sea eso, probar no arrasar con el pudding de chocolate con nata como si no hubiera un mañana. Recuerda que ya hace un rato que estás lleno/a. Comparte tu postre con tus amigos o pide que te dejen probarlo y rechaza el tuyo. ¿Te he dicho ya que bebas agua? Y si el postre pudiera ser fruta fresca (piña, fresas, macedonia de frutas), aquí ya ..... morimos de amor.

Momento cubata

El alcohol no es bueno para tu salud y eso es lo primero que debes saber (y de hecho lo sabes, no te engañes a ti mismo/a). Además son calorías de más que te harán engordar. Dosifícate y si puedes evitarlo, mejor que mejor. Recuerda que tampoco has venido a esta fiesta a pillarte una cogorza, sino a charlar y divertirte con tus amigos y eso lo puede entorpecer el alcohol. Créeme, también se lo pasa uno bien sin beber alcohol. Palabra de abstemia, la marcha la llevas tú dentro, pero sin aditivos. Prueba a pedir un vaso grande (tipo maceta) de agua (con gas o sin gas) con mucho hielo y limón, y dile al barman que te lo prepare "que se parezca a un cubata", así tus amigos pensarán que tomas gin-tonic y te dejarán tranquilo/a. A mí me funciona.

Momento baile

Si luego tras la comida hay musiquita y baile, hala....... ya tienes una excusa perfecta para mover el esqueleto y quemar las calorías ingeridas de más. Baila y diviértete hasta que te duelan los huesos y la mandíbula de tanto reír.

Y al día siguiente....

Volvemos a la rutina y recordamos lo bien que nos lo pasamos.

¡¡Felices Fiestas con cabeza!!

Nos vemos en el próximo boletín saludable. Y si necesitas mi ayuda o consejo, me brindo a ti para lo que precises.



Consulta Médica de Nutrición

Dra. Mª Isabel Martínez Muñoz

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